Con el cine de Imamura me pasa como con el cine de Tony Richardson, que ya lo comentaba por aquí en una entrada, sin dejar de parecerme un autor interesante, nunca había conectado con sus obras. Quizás por ese hecho, cuando de pronto te encuentras frente a una película de un cineasta con el que nunca habías conectado, que te fascina y con la que por fin consigues conectar a lo grande, la experiencia se convierte en algo bastante más impactante que con otros autores de los que siempre te habías sentido cerca, puede que por la sorpresa de lo inesperado, por lo imprevisible de la experiencia.
Es cierto, que en “Intentions of murder” Imamura es fiel a sus temas de siempre y visualmente, es también una película Imamura cien por cien, pero algo tiene el personaje protagonista femenino, Sadako, que quizás le aleja en cierta forma de otras mujeres en sus películas: aunque siempre hay una cierta distancia, también hay mucha más calidez, y la frialdad y la sequedad con la que siempre ha analizado a sus personajes, aquí me parece que se torna en algo más cercano.
En “Intentions of murder” Imamura analiza la institución matrimonial desde el punto de vista de una mujer. Sadako (Masumi Harukawa) es una mujer prototípica en el cine de Imamura: ama de casa con un hijo, no es la mujer más luminosa del mundo según su marido, que continuamente la humilla haciendo hincapié en su simplicidad y en su ignorancia, se avergüenza tanto de ella y de sus orígenes, que ni siquiera la tiene registrada como su esposa y como madre de su hijo. La monótona, servil y pasiva vida de Sadako sufre un shock cuando una noche en que está sola en casa, irrumpe un ladrón que aunque en un principio solo viene por dinero, acaba violándola. Tras el impacto, la vergüenza de Sadako la hace decidirse por el suicidio; es impensable para una mujer que pertenece a ese rígido Japón patriarcal querer seguir viviendo con la vergüenza. A partir de ahí, Imamura nos muestra la evolución de Sadako: se rebela ante el rol que se espera de ella, sobrevive en vez de convertirse en victima, va entendiendo lo que le va ocurriendo. El ladrón la sigue acosando, pero ella va conociéndose a si misma a través de esta experiencia.
Me parece fascinante lo que Imamura consigue hacer con este personaje femenino y realmente es una película que se ha quedado ya conmigo, sus imágenes vuelven una y otra a mi mente porque me parece impactante el retrato que consigue hacer de una mujer en un principio pasiva, y que poco a se va levantando y tomando el control de su vida, una liberación que no es inmediata pero que Imamura se encarga de ir mostrando de la forma más natural posible. Los hombres que la rodean son débiles tanto física como mentalmente, su marido y su hijo, y el ladrón que aparece en su vida, hombres que de alguna forma reconocen la fuerza de Sadako pero no la quieren fuerte. Sadako es una mujer practica, muy terrenal, una superviviente, quizás un detalle también muy típico de Imamura.
“Intentions of murder” es un melodrama más que un noir, a pesar del titulo; sus imágenes algunas con su característico estilo documental se mezclan con flashbacks y algunas secuencias oníricas, su tono a veces trágico se torna en algo irónico, tan típico también de Imamura, y resulta una película estilizada pero también visceral y terrenal. Y mientras tanto, casi sin darnos cuenta, usando la excusa del crecimiento emocional de una mujer, nos ha hecho un retrato fascinante y punzante de los papeles preestablecidos en el Japón más tradicional. Una película tan subversiva como audaz por la forma en que nos muestra la supervivencia de una mujer en un mundo de hombres.