Mi Top-5 de Junio
2. "Historias Extraordinarias" (2008, Mariano Llinás)
3. "Cielo Negro" (1951) / "A Hierro Muere" (1962), Manuel Mur Oti)
4. "Rien sur Robert" (1999, Pascal Bonitzer)
3. "Cielo Negro" (1951) / "A Hierro Muere" (1962), Manuel Mur Oti)
4. "Rien sur Robert" (1999, Pascal Bonitzer)
En el curso de este mes he podido ver dos Sirks hasta ahora desconocidos para mi, "Interlude" y "There's always tomorrow", y ambas películas giran básicamente en torno al mismo tema: la historia de una infidelidad y de sus consecuencias. El caso es que donde "Interlude" fracasa, en "There's always tomorrow" triunfa; "Interlude" es una historia de amor llena de tópicos con unos protagonistas bastante patéticos, porque es sonrojante ver ya a la madura June Allyson haciendo de americana ingenua por Europa y a Rosanno Brazzi encasillado una vez más dentro de uno de sus papeles de latino seductor. La historia de amor es ridícula hasta el sonrojo, sí, pero el talento de Sirk brilla en cada rincón, lo que convierten esta película en un goce para la vista, vaya talento que tenia este director para la puesta en escena y para sugerir a través de esta puesta en escena todo lo que los diálogos quizás no conseguian.
"There´s always tomorrow" es ya otro asunto porque es una película no tan conocida como otras estupendas de Sirk, pero a mi entender aquí su talento llega a su plenitud. Sirk demuestra que no solo dominaba el color sino el blanco y negro y consigue un acoplamiento perfecto con Russell Metty: es un prodigio el talento de ambos por la forma en que dan información sobre sus personajes solo por la iluminación de sus rostros, o encuadrándolos de espaldas, en planos junto a ventanas mojadas por la lluvia, o por el significado que adquieren los espejos, o incluso por el simple barrido que puede hacer la cámara por una habitación vacía.
En "Siempre hay un mañana", Sirk hace un retrato preciso, contenido y nada optimista del sueño americano, o de la perfecta familia americana y continuamente nos está lanzando información sobre este fracaso a través de detalles con una sutilidad deslumbrante. La película empieza con el intertitulo "Érase una vez en la soleada California..." y a continuación vemos una ciudad no soleada sino arrasada por la lluvia, primer mazazo donde Sirk nos viene a advertir que no nos creamos lo que vemos en la superficie, y que raspando sobre ella, aparecerán ciertas cuestiones nada agradables.
Clive Groves (Fred MacMurray) es un señor de mediana edad, felizmente casado y con tres hijos que se ha construido una sólida y exitosa reputación levantando una empresa juguetera. Cuando la historia arranca aparece en su vida Norma (Barbara Stanwyck) una amiga de juventud, convertida a su vez en una exitosa diseñadora de modas y soltera. Norma aparece en un momento de estos típicos tópicos en los que el señor casado está ya algo aburrido de que su esposa le ningunee en favor de sus hijos egoístas (tema también de otras películas de Sirk) y encuentra en Norma quizás la atención que le falta en su entorno. Ambos personajes a pesar de haber alcanzado el éxito ansían lo que tiene el otro: Norma envidia su vida familiar, Clive ansia la libertad y la motivación que parece haber perdido en pos de su familia.
La película es un eterno conflicto donde salen a la luz las debilidades de la sociedad americana de los 50 ya en crisis, se cuestionan las falsas apariencias, el precio del éxito, las hipócritas convenciones sociales y el derrumbamiento de la institución del matrimonio. Uno de los detalles mas atractivos de esta película es el símil que Sirk establece entre el protagonista masculino, Clive, y el juguete que está fabricando que se va a convertir en su mayor éxito, un robot que habla y camina, Rex. En un momento dado en una brillante escena entre él y su esposa donde le expresa el vacío en que se ha convertido su vida, él mismo se compara a su robot en una frase antológica:
"I'm becoming like one of my own toys, a walkie-talkie robot..."
Un momento glorioso en la película, no solo este sino los encuadres que hace Sirk con el personaje de MacMurray y el robot Rex, una metáfora que es la gran base de esta magnifica película. Una mirada dura y incisiva sobre el éxito, y sobre el vacío emocional derivado de él y todo a través de un personaje masculino, igual de grande que sus más famosos personajes femeninos sirkianos, para que luego se diga que sus películas eran "woman's pictures", por cierto término que siempre he detestado. Una joya a reinvindicar.